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A fines de 2020, el 93,7% (3021.200 millones de XAF) de los valores públicos emitidos por los países de la CEMAC eran propiedad de bancos comerciales que operaban en esa subregión y sus principales distribuidores. El 6,3% restante pertenecía a inversores institucionales (5,6%) y minoristas (0,6%).
Los datos demuestran el pronunciado apetito de los bancos comerciales por los valores públicos de los países de la CEMAC, pero surge otro hecho. Se trata de la expulsión de otros inversores del mercado; inversores minoristas en particular. Esos inversores minoristas son en su mayoría hogares, los mismo hogares que precisamente a fines de febrero de 2021, aportaron alrededor del 40,51% de los ahorros recaudados por esos mismos bancos comerciales (según dato del banco central BEAC).
Como los operadores primarios están siempre presentes en el mercado de valores públicos de la CEMAC, ese mecanismo de financiamiento no siempre genera dinero en la región. Además, existe una alta probabilidad de que los bancos y sus principales distribuidores estén utilizando los ahorros aportados por los hogares para suscribir esos valores.
Además de privar a los hogares de las ganancias que pueden generar con sus ahorros, la creciente exposición de los bancos comerciales al mercado de valores públicos es, en primer lugar, contra la regulación que establece que los bancos comerciales deben vender parte de los valores públicos de su cartera en el mercado secundario de capitales a consolidar su balance y poder financiar continuamente las economías (especialmente ahora que los países miembros están emitiendo valores a largo plazo). Su exposición también afecta el funcionamiento del mercado secundario de capitales (especialmente ahora que los países miembros están emitiendo valores a largo plazo).
Cuando se les entrevista sobre las razones por las que existe un porcentaje tan bajo de inversores minoristas en el mercado de valores públicos de la región, los operadores primarios afirman que el mercado secundario no es fluido y que el proceso de suscripción es laborioso para esos inversores. Los bancos comerciales propietarios de esos operadores primarios no parecen estar haciendo nada para alentar a sus clientes a invertir en valores públicos. Por ejemplo, los cajeros de los bancos informan a unos pocos clientes sobre oportunidades que pueden ayudarles a hacer fructificar sus ahorros.