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Ruslan Obiang Nsue, uno de los hijos del presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, y ex subdirector de la aerolínea nacional del país, CEIBA Intercontinental, fue arrestado tras confesar haber vendido un avión perteneciente a la empresa y ser acusado de quedarse con los beneficios de la venta.
«El informe de la comisión creada por (Teodoro) Nguema Obiang Mangue (vicepresidente del país y hermanastro del acusado) para investigar el paradero del avión en Canarias, España, desvela que la empresa española BINTER confirma haber pagado por la aeronave ATR-72-500 Ceiba Intercontinental», afirmó este miércoles el Gobierno ecuatoguineano en un comunicado.
Obiang Nsue «les propuso que no se ingresara el dinero de la venta en la cuenta de Ceiba Intercontinental de la sucursal de Madrid, dado que estaba congelada» y «el ingreso se hizo en la cuenta personal» del entonces subdirector, explicó a la comisión la abogada de Ceiba Intercontinental, Raquel Teresa Seron.
«Yo tomé la decisión de firmar el contrato que me llegó por correo electrónico», admitió el acusado, citado por medios informativos, al subrayar que los fondos de la venta se usaron para pagar las deudas contraídas por el aparcamiento que había ocupado la aeronave y con algunos proveedores.
Como consecuencia de estos hallazgos y tras la confesión de Obiang Nsue, el vicepresidente del país -conocido popularmente como «Teodorín»- anunció este lunes a través de la red social Twitter el arresto y destitución de su hermanastro, ex secretario de Estado de Juventud y Deportes y que actualmente ocupaba el cargo de director adjunto general de la aerolínea y responsable de aeropuertos.
«Como dije desde el principio, no voy a dejarme llevar por familiarismo o favoritismos, por eso he ordenado su inmediato arresto, puesta a disposición judicial y la propuesta de cese en sus funciones«, indicó Nguema Obiang Mangue.
Un total de 700.000 euros que Guinea Ecuatorial asignó para la reparación de la aeronave permanecen desaparecidos mientras «el rastro que se hizo apunta a que fueron transferidos a una cuenta de Malasia y más tarde a Miami, EE.UU», según el Gobierno.
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